08 febrero 2009

Educando a los abogados para el futuro


Dr. Fernando Pombo (España)
Presidente de la Asociación Internacional de Abogados
f.pombo@gomezacebo-pombo.como


Si retrocedemos algunas décadas, veremos que un abogado sobresaliente era un profesional con un gran conocimiento técnico especializado en un área específica del derecho. Podía ser un abogado independiente, un miembro del Poder Judicial o un abogado corporativo, pero su prestigio radicaba, casi exclusivamente, en el buen nombre que había logrado gracias a su conocimiento técnico especializado. En este momento los reto a que piensen en un abogado que conocen personalmente, alguien a quien consideran sobresaliente. ¿Ya tienen el nombre? Estoy 100% seguro que el abogado en que están pensando tiene excelentes habilidades técnicas, pero ese no el único motivo por el cual eligieron a esa persona. ¿Les impresiona su liderazgo? ¿O su capacidad de comunicarse con sus semejantes, con los clientes o con los miembros de los tribunales?

Hoy en día, un abogado requiere de muchas habilidades, además de su excelencia académica. Por lo tanto, les hago la siguiente pregunta: ¿Cómo es que un abogado recién graduado se convierte en un profesional sobresaliente? El Centro Berkman para Internet y Sociedad de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard ha realizado recientemente un estudio sobre educación legal. Más del 75% de los abogados entrevistados respondieron que al momento de graduarse carecían de habilidades críticas. La realidad es que los centros de trabajo de hoy en día

Requieren de habilidades que la currícula de las facultades de derecho tradicionales no cubren: sólo el 12% de los estudiantes de derecho respondieron que trabajaban los proyectos de clases en grupo; sin embargo, casi el 80% de los abogados entrevistados pertenecía a uno o más grupos de trabajo; y los abogados requieren de habilidades tecnológicas que no siempre han adquirido para adaptarse a la mayoría de los centros de trabajo.

Todos estamos de acuerdo en que la tecnología ha cambiado nuestras vidad y la forma como trabajamos, pero ¿qué ha sucedido con el derecho? Hace no mucho tiempo el trabajo consistía en recopilar información sobre el tema que nos había sido encomendado. Hoy en día, el trabajo consiste en procesar toneladas de información que obtenemos en fracciones de segundos de distintas fuentes confiables. ¿Qué es importante? ¿Qué es importante para mi caso? ¿Dónde está la información que nos inspirará a encontrar una nueva arista que nos ayude a dilucidar el caso? Hoy en día, un abogado sobresaliente no es el que tiene acceso a todo el material. ES la persona que tiene la capacidad de determinar el análisis correcto que se debe hacer y la forma de extraer toda la información relevante.

En mi opinión, las habilidades del futuro abogado se basan en cuatro pilares: el pilar técnico, el pilar operativo, el pilar de relaciones y el pilar de valores. El pilar técnico incluye todo aquello que se relaciona con el acceso y uso de la tecnología, con el objetivo de extraer información y tener la capacidad de convertir dicha información en conocimiento que pueda ser aplicado. El pilar operativo consiste en tener la sensibilidad necesaria para comprender lo que yace más allá de los aspectos legales: comprender los asuntos comerciales, las principales metas y objetivos, utilizando el derecho de una manera “preventiva”, para ayudar a las compañías y a la sociedad a tener éxito y no sólo a resolver una situación cuando algo anda mal. El pilar de las relaciones incluye habilidades de comunicación y comerciales cómo construir y desallorar vínculos duraderos con otros abogados; cómo prestar atención a la calidad del servicio brindado, lo cual trasciende la excelencia técnica; cómo ganarse la confianza de los clientes. Y finalmente, aunque no menos importante, tenemos el pilar de los valores que un abogado debe defender y aplicar: ética, confidencialidad profesional, defensa del estado de derecho, independencia, etc.

Pero ¿cómo debemos educar a los abogados para que estén preparados para el futuro – en un mundo interconectado, donde los empleados, especialmente los abogados corporativos, tienen acceso ilimitado a la información legal, están involucrados con los objetivos comerciales de su compañía, su desempeño será medido y recompensado en base a los logros de tales objetivos y, además, se espera que contraten servicios profesionales y evalúen la calidad de los servicios prestados? ¿Nuestros abogados jóvenes están listos para enfrentar estos retos y salir airosos? Depende de nosotros asegurarnos que les demos las herramientas correctas para que puedan hacerlo.

Durante los últimos dos años en que he sido presidente de la Asociación Internacional de Colegios de Abogados (IBA), mis prioridades se han centrado, entre otras cosas, en continuar enfatizando la importancia de establecer y mantener el estado de derecho y en ofrecer programas educativos dirigidos a aquellos interesados en la profesión legal a escala global. Soy un ferviente creyente que la educación es el principal vehículo para lograr el desarrollo de los países y de las sociedades. Para lograr este objetivo, el IBA está desarrollando actividades de aprendizaje únicas, incluyendo una Maestría en la Práctica Legal Profesional Internacional en cooperación conla Escuela de Derecho de Inglaterra y Gales. Lo que hace que este programa sea diferente a los demás es que se basa en un sistema de aprendizaje a distancia, de modo que cualquier abogado, independientemente del lugar en el que se encuentre, tendrá acceso a la misma calidad de educación, seguida de estrictos exámenes. Es obligatorio pasar los exámenes para graduarse. Para materializar esta iniciativa, muchas personas han dedicado su tiempo, energía, entusiasmo y pasión, pero es el uso de la tecnología de última generación lo que hace que esta iniciativa sea posible.

Los abogados del futuro pueden desempeñar y desempeñaran un rol clave. Tenemos la responsabilidad de prepararlos para que tengan éxito en el futuro. Debemos usar la tecnología y pensar y actuar con la debida anticipación, proyectándonos al futuro y detectando y creando oportunidades para que nuestros planes se hagan realidad. La IBA es la voz de la profesión legal. Tengo como meta hacer de esta voz un sonido más sólido y generalizado, dedicado a fortalecer la educación de abogados sobresalientes, que a su vez contribuyan a construir un mejor mundo para todos.

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